Por Milenka Álvarez Paúr
En la Unidad Judicial de Violencia Familiar se recibieron el año pasado 4.000 denuncias. Sin embargo, el ayudante fiscal de esa área estima que este año se superará esa cifra porque “hay más conciencia de la gente”.
En la Unidad Judicial de
Violencia Familiar se reciben las denuncias “más graves”, es decir,
relacionadas con armas de fuego.
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El ayudante fiscal, Enrique Suárez,
declaró que este fenómeno se viene incrementando con el paso de los años ya que
“antes se bancaban cosas que ahora se dan cuenta que no, entonces vienen y
hacen la denuncia”. No obstante, al ser consultado por el índice de femicidios,
respondió que, según los registros de
dicha Unidad, “este año no ha habido ningún femicidio”.
Por
otro lado, aclaró que, además, en la Unión Judicial de Violencia Familiar se
reciben las denuncias más graves, las que tienen que ver con armas de fuego. El
procedimiento que tienen las denuncias está relacionado con la calificación de
las amenazas de acuerdo a la gravedad del asunto. Luego, se toma la denuncia y
se evalúa en qué parámetro de peligro se encuentra la víctima (labor que
realizan los psicólogos del establecimiento). Si es alto, pueden pedir el botón
anti-pánico, pero si viven con el agresor, pueden ir a alguno de los hoteles
que están en la provincia, como el Savoy, hasta que se solucione el problema.
Todos estos
movimientos se comunican al Juzgado de Violencia Familiar y al Juez de Familia.
Si hay menores de por medio, a la Secretaria del Menor, que es la SENAF.
Después se investiga el aspecto penal con la directiva de los fiscales. Luego,
los sumarios se pasan a Fiscalía, que investiga la posibilidad de que lleguen a
juicio: si se lleva a juicio, éste va a Cámara y se juzga al imputado.
“Todo esto puede
llegar a durar desde 6 meses a 2 años, depende del caso”, concluyó Suárez.
Enrique Suárez, ayudante fiscal, durante la conversación con Llapantín.
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El
maltrato, desde el punto de vista de los especialistas
A raíz de este incremento en la
tasa de las denuncias de violencia de género, la Lic. en Psicología, María
Elena Paúr, y el Lic. en Psiquiatría, Daniel Alberto Álvarez, abordan, desde
sus campos de estudio, esta temática. “Creo que no hay ningún fenómeno que
tenga una sola causa”, así empieza el psiquiatra a responder la pregunta de por
qué el sujeto es violento con su mujer. Prosigue opinando que las reglas de
convivencia de los seres humanos “se han debilitado”, ya que se evidenció “la
otra cara” que podían tener todas las instituciones, y ante esto, las personas “han
dejado de buscarlas como referente de protección y como ejemplos de vida”. Esto
implica que los valores “pasan de ser una especie de convenio a un ‘yo hago lo
que quiero’ o ‘yo hago justicia’”, determina Álvarez.
Además, explica que, cuando una
mujer no se adecúa en el rol de subordinación del varón, ciertas personalidades
terminan respondiendo con violencia porque “quieren tener el control de toda la
situación del dinero, de la mujer, de los vínculos de la mujer, de la familia
de la mujer”.
Para esclarecer estos violentos
impulsos, la psicóloga indica que, en general, el sujeto tiene un “trastorno de
personalidad”, el cual puede ser una psicopatía (el sujeto que no siente culpa
porque la proyecta en los otros), o una psicosis, o bien tiene un delirio
celotípico (cuando el sujeto cela sin motivo alguno a la mujer). También declara
que, en algunos casos, la mujer es amenazada de muerte, a ella y/o a su
familia, y ante esto, “continúa con él, y no se anima a denunciarlo”. Este
temor que le impide a la mujer realizar la denuncia se produce, según explica
Paúr, porque siente que va a destruir la familia: “Al principio se siente
culpable”. Por otro lado, Álvarez opina que la víctima “piensa que incluso ella
ha sido la culpable de esa reacción, siente que la castigan para que mejore,
para que no lo vuelva a hacer. Entonces, no es que no se anime a denunciarlo,
directamente no está acostumbrada”.
Ante el interrogante de la
posibilidad de seguir con un matrimonio que estuvo vinculado a la violencia de
género, el psiquiatra explica que la violencia de género es casi siempre “un
secreto”, que sustenta una relación perversa, o sea una relación de dominador y
dominado, y que, para mantenerse en el tiempo, tiene que ser secreta. A medida
que eso se hace público, existe la posibilidad de que eso termine su forma de
ser. “Esto no significa que la mujer o que el hombre se curen”, aclara Álvarez.
Sin embargo, Paúr opina que con educación, las instituciones, los padres y las
familias, la violencia de género “podría evitarse”.
Con
respecto al papel de los medios, la psicóloga declara que hay algunos que
muestran y cuentan “lo que no debieran”, como los modos de agresión en las
noticias policiales, y ocurre un fenómeno de “contagio colectivo”, que provoca
que las personas repitan las mismas acciones. Según Álvarez, el papel de los
medios puede ser muy valioso, en el sentido de que difunden los primeros
síntomas de violencia en la pareja para que las personas consulten a tiempo. No
obstante, plantea que cuando un medio busca tener mayor audiencia a partir de
la exposición de lo morboso, estas situaciones terminan generando “la exaltación
de la curiosidad malsana de las personas”.
Por
último, el psiquiatra concluye: “No es un enfermo solamente el que le pega a su
mujer, sino que es toda una sociedad enferma que está permitiendo que las
mujeres sean golpeadas”.
El psiquiatra Daniel
Alberto Álvarez y la psicóloga María Elena Paúr, durante la entrevista.
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